Carmen D’Alessio y el alto astral

La conocí un día entrando a un restaurante, su voz imperiosa y ronca atravesando la sala, “I love your dress, you look FAN-TAS-TIC!”.  Al virar la mirada me recibió un destello, su pelo al rojo vivo, el vestido naranja, los accesorios brillantes, la piel bronceada. Por supuesto, me acerqué para agradecerle y comentarle que el vestido era de la diseñadora peruana Andrea Llosa y que le recomendaba conocer su taller.  Me pidió que la llevara porque ella vivía en Nueva York y no sabía bien cómo moverse en Lima.  Apunté su dirección. Mucho gusto, Carmen. Mañana paso por ti.


Fuimos las dos en mi auto, ella con un vestido rojo y unas sandalias doradas de tacón que llevaba con tanta dificultad como actitud. Le pregunté por ella, por su vida en Nueva York y fui cayendo en cuenta de que mi nueva amiga era una leyenda viva:  Carmen D’Alessio, la creadora del famoso Club Studio 54, conocida, entre otras cosas, por su amistad con Andy Warhol. Até cabos y recordé que alguien me había contado que, a este mujerón, Warhol la había pintado porque la adoraba. Entre otras cosas, el tótem del pop art decía que nadie hacía fiestas como ella.  Le pregunté a Carmen por el cuadro y me lo mostró desde su teléfono.  La tarde pasó ligera, entre carcajadas y sus historias insólitas.  El día acabó, pero comenzó una amistad eterna.


No quisiera trasgredir su privacidad revelando su edad, pero los números se hacen solos.  Ella está, dígitos más, dígitos menos, alrededor de los ochenta, y nunca en la vida he conocido a alguien con una energía más contagiosa y arrolladora que la suya.  Cuando me siento a comer con ella, me cuenta historias que merecen una serie de Netflix.  Pero no es eso lo que más me emociona y conmueve.  Lo que me roba el corazón es atestiguar que vive el presente como nadie y que está llena de planes, proyectos, ganas.  Siempre con un nuevo emprendimiento, siempre a cargo de las mejores fiestas, las que ahora organiza a la hora del sunset en los mejores rooftops de Nueva York.


Hace un mes cumplí 38 años. Recibí muchas llamadas.  Entre ellas, la de una tía que me dijo que me queda poco tiempo para que caduque el encanto, y que aproveche cada momento de juventud que me queda. También recibí la llamada de Carmen, quien celebraba la vida.  Le conté lo que me dijo mi tía y se cagó de risa. “Ser joven es tener el valor de ser tú misma, alegría de vivir, positivismo. Ignora esas ideas Pam, irán detrás de otra presa vulnerable.  La juventud está en la conexión con el Alto Astral. You got it.”.

Publicado por pamelardrgz

Autora/ Compositora/ Cantante

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